Alejandro Clara práctica judo desde los 5 años y hace 6 con la selección nacional
“Es muy difícil la vida del judoka amateur en Argentina, nunca sabes para que te entrenas”
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No es famoso, ni reconocido. Nunca apareció en la televisión y tampoco en los diarios. Sin embargo, Alejandro Clara, cada día crece más y más dentro del deporte que lo apasiona: el judo. Siendo liga juvenil, con solo 19 años, es el numero uno en la categoría de
El reloj de la cocina marca las 19 en punto. En ese momento aparece en escena Alejandro, vestido con su Judogui (uniforme usado por los judokas), saluda a su madre Celia, quien lo recibe con una chocolatada y galletitas (su merienda preferida). “¿Cómo estuvo el entrenamiento?”, le pregunta. “Magnifico, como siempre”, contesta un entusiasmado Clara.
Desde los 5 años, entrena en el Club Italiano, ubicado en el barrio porteño de Caballito, justo enfrente del Parque Rivadavia. “Me acuerdo que elegí ese lugar porque pasé por la puerta y me llamó la atención cuando ví chicos dando vueltas en el aire. Entonces le pedí a mi papa de empezar. Al principio me aburría pero cuando comenzaron los viajes y torneos por toda la Argentina me fascino”, recuerda Alejandro y sostiene que sigue entrenando en el Italiano “ya que es el mejor club de judo del país”.
Además, practica también dos veces por semana en el Cenard con la selección. A los 13 específicamente, lo llamó el entrenador para convocarlo, luego de ganar el torneo nacional. “Siempre competís con los mejores cuatro luchadores del país para ver quién viaja a los campeonatos. Por suerte a mí la mayoría de veces me fue bien”
El judo en Argentina es un deporte amateur, pero existe la posibilidad de profesionalizarse. Según Clara “se logra ganando plata con algún sponsor” y afirma que “uno es profesional cuando se lo propone, no cuando firma contratos”. En tanto, el gobierno otorga, desde hace algunos años, una beca mensual para ayudar a los deportistas. Los juveniles reciben 500 pesos. Mientras que en la categoría de mayores los valores rondan entre los 1500 y 3500 pesos. A partir del año que viene, Alejandro va a comenzar a ganar ese sueldo.
- Con esa beca mensual, ¿Cambió o va a mejorar el deporte?
- No mucho. Todos los deportistas destacados la cobran. Lo malo es que la moneda argentina está muy devaluada, entonces no sirve de mucho, pero por lo menos algo ayuda.
- ¿Y que sucede con los viajes para los torneos? ¿El gobierno los subvenciona o corren por cuenta propia?
- La mayoría de los viajes los pagaron mis viejos con un poco de ayuda de la Confederación. A medida que conseguís buenos resultados, el gobierno te apoya más, algo que está mal. Si hubiera más ayuda, Argentina sería una potencia como muchos otros países, ya que con casi nada se lograron cosas. Paula Pareto, bronce olímpico en Beijing 2008, es un ejemplo de que con poco se puede llegar a lo más alto.
A lo largo de estos casi 15 años de trayectoria en el judo, Alejandro participó en infinidad de torneos, con los que pudo conocer muchos países del mundo. Entre sus preferidos, se encuentran Tailandia “porque me impacto, es una cultura totalmente diferente” y Francia “ya que es uno de los países más lindos y aparte es una potencia en judo”.
- Durante el 2008, estuviste entrenando tres meses en Cuba, ¿Te ofrecieron seguir tu carrera allí?
No. Solo fuí a practicar con el equipo de mayores para perfeccionarme. Tenía 17 años y al principio fue muy difícil porque extrañaba mucho y encima me mataban con el entrenamiento, era durísimo. Sin embargo, en los últimos días, el entrenador dio una charla técnica, donde criticó a todos los judokas cubanos porque no estaban entrenando como debían, y a mi me felicitó porque a pesar de tener varios años menos y mucha menos experiencia ejercité a la par de ellos sin quejarme. Eso me puso muy contento.
-¿Y alguna vez te toco vivir una experiencia mala?
-¿Y alguna vez te toco vivir una experiencia mala?
- Sí. Una vez para ir a un Panamericano juvenil tuve que luchar al mejor de tres peleas con un chico de Rosario, le gané, pero al otro día me informaron que tenía que combatir de nuevo con el mismo. Eso me dio mucha bronca. Son cosas que pasan en el deporte cuando hay acomodos. También están las lesiones
- Cuando pasan ese tipo de situaciones ¿Pensas en dejar todo?
- Si. A veces entrenas demasiado y no te va bien. Lo peor es cuando te dicen que no podes ir a un torneo porque no hay plata, ya que sabes que ese dinero se lo queda alguien
Si bien Alejandro está satisfecho por haber elegido este deporte, ya que le dio experiencia y pudo conocer el mundo, no todo fue color de rosa para él. “Siempre me esforcé mucho para llegar a donde estoy. Me perdí cumpleaños, fiestas, momentos con amigos”, reconoce Clara. Aunque también perdió sueños de realizar por la organización y política argentina. “Muchas veces la Secretaria de Deportes, faltando tres meses para un torneo, te dice que viajan ocho personas, entonces todos se ponen a entrenar. A los dos meses te dicen que van cuatro y así hasta la última semana, cuando indican que no viaja nadie. Entonces tanto esfuerzo al pedo por no saber manejarse. Son cosas que me molestan mucho. Es muy difícil la vida del judoka amateur en Argentina, nunca sabes para que te entrenas”, cuenta desilusionado
Sin embargo, esas situaciones nunca le hicieron bajar los brazos. Lo potencian más. Tal es así que entre sus próximos proyectos se encuentra el sueño de llegar a un juego olímpico. “Si lo logro después voy a pensar en otras metas”, señala con serenidad.
Un judoka sin su uniforme
Cuando no entrena o compite, Alejandro reparte su tiempo en la facultad, donde estudia ingeniería química. “Siempre me gustaron los números y la química. Este fue mi primer año en la UTN y me costó mucho organizarme con el estudio y el judo”, dice. Vive en el barrio porteño de Caballito con sus padres- Alejandro (psicólogo) y Celia (odontóloga)- y con su hermana, Micaela. Está de novio hace nueve meses con Valeria, a quien conoció en un torneo de judo porque es la hija del entrenador de la selección femenina. “Ella es muy buena. Me banca a pesar de todos los viajes”, informa Clara. Los fines de semana le gusta ir al cine con Valeria o ir a bailar con los amigos. También, cuando puede va a la cancha de San Lorenzo, el club de sus amores.
Se considera una persona buena y solidaria, aunque a veces un poco soberbio. “Siempre trato de ayudar y enseñar a los que menos saben. Muchos judokas se creen muy buenos y no ayudan a los que están empezando, y no hay que olvidarse que uno estuvo en ese lugar. Y si el deportista no tiene algo de soberbia, te pasan por arriba”, concluye un joven ambicioso.
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